Para mí lo habitual, más en unas épocas que en otras, es que entre un problema y otro, era preferible estar muerta que viva. Fantaseaba bastante con esa idea, aunque sólo como desahogo mental, se aguanta mejor sabiendo que siempre hay una salida, por otro lado tenía sus ventajas, cuando tenía esos momentos tenía la ventaja sobre los demás de que no me preocupaba nada pillarme una enfermedad. En fin, que he estado casi siempre bastante depresiva. Ya sabes que las obsesiones las recuerdo desde los diez años, así que eso me había marcado para siempre…
Ha pasado aún poco tiempo desde que he terminado el tratamiento y me considero todavía “en prácticas”, pero haciendo un repaso general de mis temas, cuando más noto sus resultados es precisamente en los momentos en que a mí más me llenan, o sea, cuando oigo música, leo, veo cine… Antes, ya sabes, que era cuando me atacaban mis “ideas destructivas”. Se me ocurría justo lo que pudiese estropear el momento y como venía de mí era muy eficaz. Ahora, aunque a veces me viene el recuerdo de lo que me pasaba, ya no tengo aquel miedo, cuando me viene la idea, corto y no me angustio, así que he conseguido volver a disfrutarlos y para mí eso ha sido fundamental, porque esa es mi forma de ser feliz.